Tengo que decir que cuando llegué a la plaza de Pontejos y vi a Bea sentada esperando, supe que era ella sin haberla visto en la vida, que cosas, ¿verdad?
Chelo tardó un pelín en llegar, hicimos unas compritas y nos fuimos a la plaza mayor a tomar algo.
Me encontré super agusto con ellas, son un amor, simpatiquísimas y muy currantas porque con la poca antelación con la que habíamos decidido vernos, venían cargadas de cositas que habían hecho para mí.
Este jabón que me viene de perlas pues mi baño principal es en tonos malvas,
lo monta Bea en un pis pas y queda de maravilla en la cestita de los jabones, además de su olor que impregna toda la estancia.
Chelo, me trajo este corazón Tilda, que no tenia ninguno y me ha encantado recibirlo, un saquito con hierbitas aromáticas, que también se ha ido a parar a la cómoda de la habitación y unos linos e hilos para bordar que no he fotografiado.
Yo tampoco fui con las manos vacías, les llevé unos dedales que compré este verano en una feria de alfarería pensando en regalárselos y unas cajas muy prácticas estampadas con motivos de costura y 12 compartimentos que vienen muy bien para guardar botones, etc....
Además como le debía a Bea el regalo de cumpleaños, pues con el me fui....
Este archiconocido gráfico muy agradable de bordar y muy lucido, bordado en lino color crudo de count 36 y que he montado en un marco que tenia en casa y que no ha sido muy fácil rematarlo correctamente por detrás ya que era completamente irregular, de ahí que tras la tela roja se vea por sitios la trasera del yeso.
Tengo que ir perfeccionando los montajes porque todavía no me quedan lo bien que me gustaría.
Poco a poco y con perseverancia todo se consigue.
Pasé una mañana-mediodía inolvidable que espero se repita en alguna otra visita a Madrid.